River se queda con el superclásico contra Boca (0-2) en la Bombonera

Si la economía del país es difícil de explicar, el fútbol argentino no se queda atrás: la patria de Diego Maradona y Lionel Messi se jacta de concebir uno de los partidos más emotivos del mundo, el Boca-River, pero es incapaz de organizarlo con el condimento que lo hace especial, la pasión de sus dos hinchadas. La violencia sin control en los estadios y el poder legalizado de las barras bravas obligan a un manual para entender las particularidades: en los enfrentamientos amistosos y de Copa Argentina se permite el público de los dos equipos pero en las competiciones sudamericanas y de Superliga sólo puede asistir el público local. Este domingo, por la sexta fecha de la Superliga, la cancha de Boca comprobó la nueva tendencia: River ganó 2-0 en soledad y enmudeció a la Bombonera.
En los últimos siete superclásicos de Superliga, desde 2015, nunca festejó el equipo local. O River ganó en la Bombonera o Boca celebró en el Monumental o los partidos terminaron empatados. Al hincha argentino, tan orgulloso de sí mismo, puede suponerle un golpe: el público no juega.